Para la inclusión de los menores de edad en las barras hace parte de la falta de compromiso de los núcleos familiares que no cumplen con sus compromisos primarios y poco contribuyen en la solución del conflicto que se vive en la ciudad. Además de garantizarle el desarrollo y los derechos, la familia debe vigilar muy de cerca la participación de los menores de edad en grupos que generen violencia. Cuando los padres permiten que sus hijos asistan a espectáculos donde no está garantizada la seguridad y la tranquilidad lo tienen que hacer conscientes de que deben responder por los daños materiales y sociales que protagonicen, aunque en Colombia falta una política clara para judicializar la delincuencia juvenil.
Los líderes aceptan que los enfrentamientos con “los del frente” han distorsionado la razón de ser de las barras y los hace ver ante la sociedad como barras bravas. Para atacar esos precedentes y dejar en claro que sólo son un grupo de amigos que se identifican por el amor que le tienen a su equipo, poseen un serio programa educativo y formativo.
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