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Origen de las barras bravas


“El Origen del término barra brava proviene de la de nominacion barra fuerte utilizada originariamente en 1958, cuando a raíz del asesinato policial del
joven Mario Linker en el partido entre Vélez Sársfield y River Plate, da esta
denominación.
 El término aparece en Argentina a comienzos de la década de1960, y luego se fue extendiendo su uso por toda América Latina. En Brasil, se los denomina "torcidas organizadas", mientras que en otros continentes son conocidos como hooligans o ultras.

Simultáneamente, el origen predomina a lo largo de la historia del fútbol, involucrados en su mayoría los jóvenes que provienen del rechazo de diferentes sectores donde habitan, dado que el factor económico influye en la unión de estos grupos porque lo ven como un medio para evadir la realidad que viven en su cotidianidad.

También, estos individuos buscan una identidad dentro de la sociedad, la cual es encontrada en estos grupos permitiéndoles actuar de una forma errónea frente a su entorno y a su sociedad. Uno de los fenómenos que da paso a este término, que permite que se origine, es la rivalidad que se maneja por parte de los seguidores de los diferentes clubes deportivos, ocasionando disputas por el color de la camiseta, venganzas, territorialismo, tráfico de estupefacientes, entre otros. 

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Un Ejemplo de Cambio

Los líderes aceptan que los enfrentamientos con “los del frente” han distorsionado la razón de ser de las barras y los hace ver ante la sociedad como barras bravas. Para atacar esos precedentes y dejar en claro que sólo son un grupo de amigos que se identifican por el amor que le tienen a su equipo, poseen un serio programa educativo y formativo.

TRABAJAR CON LOS BARRISTAS PARA LLEGAR A UNA SOLUCION

El problema de las barras bravas es más que una rabieta de muchachos. Por eso, hay que establecer una mesa permanente de trabajo interdisciplinario, que profundice el estudio del problema. En ella deben participar la Alcaldía, el Inder, la Di mayor, la Federación de Fútbol, los clubes, periodistas, jugadores, técnicos, hinchas, científicos sociales y la Policía. Los medios de comunicación, por su lado, deben hacer un alto, cultivar la autocrítica y analizar su responsabilidad social. Son canales de educación y orientación, y no vehículos para incitar pasiones. Su papel debe promover la reflexión. Se sugiere que comentaristas y narradores estudien más. En últimas, todavía hay tiempo para tratar el problema con eficacia y profundidad. Así, algún día, el fútbol volverá a ser una fiesta y no una guerra fratricida.

¿Barristas o delincuentes?

Atrás quedaron esos años en los que podías alentar sanamente y sin temores a tu equipo preferido, épocas en los que se podía salir de los estadios, sin tener que hacer previamente un plan estratégico para ver por qué calle aledaña escapar y no toparse con las hordas de barristas, pues ahora existen un sin número de supuesto hinchas que, amparados en una muy cuestionable valentía grupal, utilizan el fútbol como excusa para comportarse como verdaderos delincuentes. Después de un encuentro de fútbol, las pistas y calles a las afueras del estadio, se vuelven tierra de nadie. A las fuerzas policiales solo les queda escoltar o tratar de amedrentar a esta turba de barristas violentos que, por su cantidad, muchas veces es imposible controlarlos. Estos, a su paso, cometen actos de vandalismo sin mayor reparo. Incluso llegan al asesinato.