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Promoción de una convivencia sana

El Estado, a través de sus canales de televisión, como Señal Colombia, , RCN, CARACOL canales universitarios y regionales, debe promover campañas sobre el papel de los aficionados dentro y fuera de los estadios. El Pais debe entender que el problema de las barras bravas no es sólo del fútbol, sino de nacion, por lo cual debe intervenir en aspectos culturales, educativos, de recreación y capacitación, entre otros. Los clubes de fútbol deben establecer cláusulas especiales en los contratos con sus jugadores, para que éstos, dentro de sus actividades, contemplen las del trabajo social, visitas a colegios y universidades, con el objetivo de promover la convivencia.

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Un Ejemplo de Cambio

Los líderes aceptan que los enfrentamientos con “los del frente” han distorsionado la razón de ser de las barras y los hace ver ante la sociedad como barras bravas. Para atacar esos precedentes y dejar en claro que sólo son un grupo de amigos que se identifican por el amor que le tienen a su equipo, poseen un serio programa educativo y formativo.

TRABAJAR CON LOS BARRISTAS PARA LLEGAR A UNA SOLUCION

El problema de las barras bravas es más que una rabieta de muchachos. Por eso, hay que establecer una mesa permanente de trabajo interdisciplinario, que profundice el estudio del problema. En ella deben participar la Alcaldía, el Inder, la Di mayor, la Federación de Fútbol, los clubes, periodistas, jugadores, técnicos, hinchas, científicos sociales y la Policía. Los medios de comunicación, por su lado, deben hacer un alto, cultivar la autocrítica y analizar su responsabilidad social. Son canales de educación y orientación, y no vehículos para incitar pasiones. Su papel debe promover la reflexión. Se sugiere que comentaristas y narradores estudien más. En últimas, todavía hay tiempo para tratar el problema con eficacia y profundidad. Así, algún día, el fútbol volverá a ser una fiesta y no una guerra fratricida.

¿Barristas o delincuentes?

Atrás quedaron esos años en los que podías alentar sanamente y sin temores a tu equipo preferido, épocas en los que se podía salir de los estadios, sin tener que hacer previamente un plan estratégico para ver por qué calle aledaña escapar y no toparse con las hordas de barristas, pues ahora existen un sin número de supuesto hinchas que, amparados en una muy cuestionable valentía grupal, utilizan el fútbol como excusa para comportarse como verdaderos delincuentes. Después de un encuentro de fútbol, las pistas y calles a las afueras del estadio, se vuelven tierra de nadie. A las fuerzas policiales solo les queda escoltar o tratar de amedrentar a esta turba de barristas violentos que, por su cantidad, muchas veces es imposible controlarlos. Estos, a su paso, cometen actos de vandalismo sin mayor reparo. Incluso llegan al asesinato.